Nos cuesta tanto creer en nosotros que incluso cuando logramos grandes cosas dudamos de ellas, nos atrevemos a decir que no es para tanto, cuando en realidad pusimos todo nuestro esfuerzo y dedicación en marcha para llegar ahí.
4 razones que nos impiden creer en nuestro potencial
1. Nos comparamos con los demás:
Siempre parece que las cosas de los demás son mejores, y puede que sí, puede que sean mejores para ellos pero no necesariamente para nosotros.
Entonces compararse nunca valdrá la pena, a no ser que cambies la palabra comparación por inspiración, inspirarse en las capacidades de otros puede enseñarte cosas valiosas que te ayudarán a fortalecer tu potencial.
2. Cargamos creencias de nuestra niñez:
Ya nos han dicho que en la infancia se definen mucho de nuestra personalidad, por tanto, es importante identificar esos patrones o creencias que traemos con nosotros desde los inicios y que en ocasiones se convierten en limitantes de nuestro potencial o, por el contrario, lo impulsan.
Aquí la clave es ahondar en nuestra niñez para tener un mayor conocimiento de quienes hemos sido, y entender con esto mucho de lo que somos ahora.
3. Le damos poder al miedo:
El miedo es como ese amigo que está dispuesto a hacer lo que sea necesario para protegerte de todo y como su objetivo es algo casi imposible de lograr, comete muchos errores: te dice mentiras, te hace sentir incapaz, menosprecia tus ideas, te cuenta historias catastróficas…
Pero no hay que llevar en la mala al miedo, ni tratar de evitarlo, al contrario, hay que abrazarlo y decirle que no se preocupe tanto, que la verdad es que sí eres capaz, que te permita demostrarlo y que la verdad nada realmente es tan grave como lo pinta.
Es verdad, el miedo puede paralizar tu potencial, pero, también lo puede movilizar, y de esta manera utilizar su poder a tu favor.
Ojo, esto no es una de esas cosas que suceden de la noche a la mañana, como dicen por ahí “hay que buscarle el maní” para lograr que te traiga más beneficios que perjuicios.
A lo que tanto le temes, lo que te atormenta, puede ser una de las cosas que más enseñanzas te brinde, siempre existe esa posibilidad.
Me gustaría concluir este punto mencionando algo que suelo tener presente: es posible que el 90% de lo que piensas alrededor del miedo no pase, así que hacia adelante, con miedo y todo.
4. Cargamos expectativas:
Hablando de enemigos, no podemos dejar pasar eso llamado ✨ expectativas ✨. Honestamente las expectativas se parecen a uno de esos familiares cansones que todo el mundo evita en las reuniones.
Casi que llenamos nuestra vida de expectativas, en todos los campos que la componen, nos llenamos de presión, de afán, de inconformidad… Y déjame decirte que no hay potencial que despegue con todos estos sentimientos reteniendo el vuelo.
Yo diría que podemos pasar las expectativas a una palabra más agradable de escuchar: aspiraciones, cuando aspiramos a algo solemos armar un plan para llegar a alcanzarlo.
Es ideal que ese plan se ajuste a nosotros, a nuestra cotidianidad y capacidades porque no es justo obligarnos a ser buenos en todo o a hacer lo que no nos gusta, para evitarlo debemos alinear nuestras habilidades con nuestra esencia, antes de querer convertirnos en algo que no somos o no vibra con nosotros.
Justamente creo que ahí está la diferencia, entre expectativa y aspiración, aunque sean palabras con significados similares, las expectativas cargan la presión social de lo que se supone debe pasar en la vida de cada persona a medida que va creciendo.
Las aspiraciones, por otro lado, no comen cuento de eso, las aspiraciones se parecen más a los sueños y cuando uno desea algo con tanta intensidad no le importa la edad, la época o las circunstancias que esté atravesando, uno arma su plan, su estrategia, pide ayuda o lo que sea necesario para traer ese sueño a su realidad.
Creer plenamente en nuestro potencial no es tarea fácil, hay piedras en el camino, pero por ahora te invito a ser consciente de tus comparaciones, profundizar en tu infancia, miedos y expectativas, entenderlas, quedarte con lo bueno que te puedan aportar y lo regular hacerlo a un ladito, poco a poco.
Y por supuesto, fortalecer todo aquello que engrandece tu potencial: celebrar tus logros, valorar todo lo que haces y todo lo que eres, agradecer tus talentos, mantener tu aprendizaje activo y cuidar tu bienestar.
Cree en tu potencial que está ahí dispuesto a salir a dar lo mejor por ti.
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