Llega un punto en la vida en que ya no buscamos la felicidad, o bueno, no buscamos ese sentimiento erróneo con el que crecemos percibiendo la felicidad.
Creemos que debe sentirse como un momento de gloria que hay que alcanzar porque una vez lo alcancemos lo habremos logrado todo, pero, ese anhelo por tener una vida feliz nos nubla la realidad acerca de los momentos de gloria: no son permanentes.
De hecho, lo que más permanece con nosotros después de haber vivido momentos de gloria, es el camino que recorrimos para llegar ahí, a ese lugar o instante en donde sentimos una felicidad inmensa.
Sobre la felicidad hay otro punto importante que mencionar, no debería ser algo que se persigue sino que se vive en el presente.
No hay que esperar a lograr tal cosa para ser feliz, fíjate en lo que tienes hoy que te brinda alegrías, las felicidades futuras ya vendrán o quizá no, es algo de lo que no tenemos certeza, así que no permitas que el mañana incierto te nuble lo que tienes ahora en tus manos.
Para incorporar el equilibrio a nuestras vidas lo primero que hay que hacer es quitarnos de la mente esa percepción errada acerca de la felicidad y tener claro que todo en la vida es pasajero porque la vida cumple un proceso natural de evolución, las cosas tienen que cambiar y transformarse de forma constante.
Por esto es importante el equilibrio, porque nos permite incorporar sanamente todos los sentimientos, situaciones o momentos de los que no nos podemos librar, sean buenos o malos, y aprender a vivir en bienestar con ello.
Ese punto en la vida en el que uno busca el equilibrio porque todo lo que anhela es vivir en bienestar, llega tarde o temprano, llega cuando nos damos cuenta que hay que abrirle espacio a los momentos de alegría que merecemos tener en nuestra vida, como también hay que abrirle paso a los momentos de bajón que traen las cosas que no podemos controlar, pero sí podemos aprender a gestionar para que no se vuelvan protagonistas de nuestros días.
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¿De qué tratan las 8 partes del equilibrio?
Así como debemos aprender a gestionar o equilibrar nuestros sentimientos en pro de nuestro bienestar. Ese bienestar también dependerá de la debida gestión o equilibrio con el que administremos nuestro tiempo.
El tiempo es una de las cosas más valiosas que todos poseemos.
Hay una frase que escuchamos o decimos comúnmente: “Aproveche el tiempo”. Y aprovechar el tiempo se nos convierte en hacer la mayor cantidad de cosas posibles al día, al mes, al año, y claro, al hacer un recuento de la cantidad de cosas que hicimos nos sentimos orgullosos y decimos con tranquilidad: “He aprovechado mi tiempo al máximo”
Yo creo que uno sí puede llegar a aprovechar al máximo su tiempo, pero no porque haya ocupado su agenda, incluso en los ratos destinados al descanso, en responsabilidades como el trabajo, el estudio o los proyectos. Más bien aprovechar el tiempo se parece, según yo, al cómo lo dividimos para cultivar todos los aspectos importantes de nuestra vida.
En las 8 partes del equilibrio se explica muy bien, para que tú también lo entiendas te invito a hacer el ejercicio:
1. Dibuja este círculo y elige los 8 aspectos más importantes de tu vida, en los que deseas invertir tu tiempo.
El ejercicio comúnmente está dividido en: pareja, desarrollo personal, familia, amigos, salud, economía, trabajo, diversión y ocio. Pero no tienes que hacerlo igual, mejor elige las partes de forma personal porque cada quien tiene sus prioridades en la vida.
2. Una vez tengas acomodadas tus 8 partes, evalúa qué cantidad de tiempo le estás invirtiendo a cada una actualmente y de acuerdo a eso pinta los cajones asignados, para que puedas evidenciar gráficamente.
3. Ya plasmado podrás ver qué estás cultivando mucho o poco y si te das cuenta que no estás equilibrando tu tiempo como desees, haz un plan de acción que te permita gestionarlo de forma más justa.
Para ese plan de acción te recomiendo:
1. Utilizar herramientas para planear y ordenar tu tiempo debidamente. Cuando las cosas están en orden tienen más posibilidades de funcionar, además, tendrás claridad en lo que debes hacer día a día, así aprenderás a respetar los tiempos que has destinado a cada aspecto importante.
Para planear puede funcionarte una agenda, post its, Google Calendar, alarmas en tu celular, entre otras herramientas que ayuden a tu auto gestión, porque el equilibrio es eso, gestionarnos a nosotros mismos, tomar el control, ser conscientes de nuestro actuar.
Una vez que aprendas a gestionarte desde el equilibrio, notarás el progreso en decisiones y acciones cotidianas que te permitirán mantener esa balanza alineada.
2. Ten presente que un plan de acción en el que esperas cambios positivos, no va a traer resultados de la noche a la mañana. Comienza poco a poco, cultivando hábitos que con el tiempo te brinden el equilibrio que deseas.
3. Donde vayas a invertir tu tiempo, procura estar realmente presente. Imagínate destinar los sábados en la mañana a conversar con tu mamá y cuando estés ahí con ella, ni la mires, ni la escuches, porque estás más concentrado en tu celular. No es lo ideal.
Me gustaría que te vayas con la claridad de que trabajar en tu equilibrio no debe causarte dolores de cabeza, al contrario, debe traer bienestar a tu vida y a tu ser. Brindarte tiempo de calidad en todo aquello que trae valor a tus días y enseñarte a gestionar cómo reaccionas desde el ser a todos los acontecimientos de la vida.
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